miércoles, 25 de abril de 2012

Jack White - Blunderbuss, crítica.



Jack White nos brinda su debut en solitario tras la ruptura de The White Stripes para seguir confirmando que es uno de los genios de la historia de la música reciente.

Y lo hace sin complicarse demasiado la vida, ofreciendo lo que mejor sabe, esa mezcla de blues rock y garage que tan efectiva resulta y tan buenos resultados le ha dado hasta ahora. El ex-raya blanca es una de esas almas inquietas de la escena musical y en este Blunderbuss se aprecia como ha intentado abarcar todas las corrientes sonoras posibles. A pesar de ello, no estamos ante un batiburrillo de estilos, no es un álbum de corte demasiado ecléctico. Lo cual se agradece. La fórmula White tiene aún mucho metraje por explotar. Sólo hace falta escuchar “Sixteen Saltines”, el single eléctrico del disco, para darse cuenta de que es un tema al uso, que no ofrece nada inédito, pero que sigue siendo igual de efectivo.
Entonces, ¿qué diferencia a The White Stripes, Dead Weather o The Raconteurs de Jack White en solitario?, puesto que la esencia musical es la misma…básicamente en una nueva faceta que White ha venido a bien a desarrollar: la apreciamos en temas como “Hypocritical Kiss”, el tema que da nombre al álbum “Blunderbuss”, o el primer single del mismo “Love Interruption”; temas que ahondan en esa dinámica mucho más bluesera, de tempos menos crispados y con stuiles arreglos orquestales. La faceta más alejada del rock de Jack White, es, sin duda, un acierto.
Por otra parte, en Blunderbuss abundan los temas clásicos de White, al estilo de “Freedom at 21″ o “I’m Shakin” (este segundo, de corte clasiquísimo, ya fuera de los parámetros de White), con su voz chirriante y acertados punteos de guitarra. También hay lugar para temas ‘curiosos’, que no presentan más trascendencia que la de salirse un poco de los esquemas de Blunderbuss. “Wheep Themselves To Sleep” o “Trash Tonguer” son temas que se encuentran en este grupo. Hay una cosa que caracteriza bastante a este álbum y es la incorporación de el piano/ pianola/ hammond/ teclado del tipo que sea, que le da a la mayoría de los temas un ambiente cálido y a la vez nostálgico, no por la temática de las canciones, sino por lo que evoca el estilo musical desempeñado. El trayecto final del disco lo marcan dos temas que, para mí, son de lo mejor del disco. Constan “On And On And On” y “Take Me With You When You Go”. El primero muestra el estilo más groovy y creciente de todo el álbum. El segundo es, sencillamente, una fiesta. Hasta hace guiños a géneros del tipo rock sinfónico y progresivo. Todo el imaginario del álbum tiene su origen e inspiración en música de los sesenta y setenta, y ello se aprecia con creces.
Jack White ha hecho un álbum muy bueno, todo sea dicho. Ha tenido muy claro en todo momento lo que quería y desde luego el mérito reside en haber obtenido un sonido propio del White en solitario que le aleja de sus otros proyectos sin perder, en ningún caso, su sonido seña de identidad. Ya sea rescatando sonidos del pasado en sus últimos estertores, ya sea incorporando nuevos y peculiares registros sonoros, Jack White ya ha creado escuela, pese a quien le pese.

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