Allá por el año 2006 salió a la venta el disco debut de los Arctic Monkeys, una banda de Sheffield de unos chicos hasta aquel año desconocidos... ah no, que son los de Alex Turner, la banda ya era conocida a nivel de Inglaterra mucho antes de sacar un disco debido a su MySpace, automáticamente se les dió el título de banda Indie por excelencia. En 2007 sacaron su segundo CD, Favourite Worst Nightmatre, con el que confirmaron que lo de su primer disco no fué una casualidad, estos chicos tenían talento, y además en este disco dejaron sentadas las bases de hacia donde iría su siguiente disco que saldría en 2009...
Entre medias ha habido muchos factores que han condicionado a la banda, sobre todo la fama, el intento de mantener el tirón de su debut y dos detalles que les han marcado. El primero llama la atención, ya que en declaraciones de Jamie Cook, guitarrista de Arctic Monkeys, a Mojo (septiembre de 2009, al igual que las siguientes citas) “a finales de 2007 todo comenzaba a ser repetitivo. Nunca me quejé de ello. No llegamos a ese punto donde todo fuese horrible. Pero creo que estábamos realmente preparados para descansar un tiempo”.
Algo que complementa el propio Turner: “yo estaba visiblemente menos enérgico en los escenarios a finales de 2007. Realmente no estaba mirando a las personas. Pero un año más tarde en Australia, habíamos rejuvenecido“. Al concierto que el cantante se refiere fue al que dieron con motivo del Big Day Out 2009, donde presentaron nuevos temas por primera vez.
Pero aún faltaba la guinda del pastel para conseguir el resultado final y es cuando aparece Josh Homme, líder de Queens of the Stone Age, sugerido por Laurence Bell, capo de Domino Recordsy que tras recibir la demo de los temas aceptó encantado, ya que es un declarado fans de Arctic Monkeys, así como estos lo son de QOTSA.
La banda de Sheffield se traslada al estudio de Homme, Rancho de Luna, situado en el Desierto de Mojave (California) en medio de ninguna parte. Sus particulares condiciones de espacio (James Cook dice que tocaban en una habitación donde tenían las baterías y los amplificadores estaban en el baño) y el método de trabajo del productor, con sesiones de grabación en las que tenían que estar presentes todos los miembros de la banda, pese a que no fuese su turno para grabar, unieron a la banda y consiguieron hacer un sonido más compacto: “Lo mejor de estar allí fue que no había otra cosa que hacer que no fuese música”, en palabras de Cook.
Las canciones que de esas sesiones surgieron fueron lo contrario a las de RAK, medios tempos en su mayoría, y que se complementaron con un viaje al estudio de Homme en Burbank (Los Ángeles), Pink Duck, y una vuelta al desierto dos semanas más. A este periodo pertenecen: ‘Pretty Visitors’, oscura y dura, con una pegada fantástica; ‘Dance Little Liar’, con un Turner solemne, irreconocible si se compara a cómo era antes, y unos riffs de guitarra acordes a la letra y dicción del cantante; y ‘The Jeweller’s Hands’, de las mejores del álbum, todavía más herméticos y de la que Turner declara que nunca habían ido tan lejos.
Arctic Monkeys – The Fire and the Thud (acoustic) (YouTube)
Al final, el álbum pasó de 24 canciones que tenían listas a sólo 10, puesto que en palabras de Cook no querían sobrepasar los 40 minutos de duración y tenían pensado reducirlo a este número de temas. El primer single publicado fue ‘Crying Lightning’, de las canciones que más parecido guardan con su anterior sonido, junto a ‘Dangerous Animals’, aunque los riffs y la melodía estén más construidas.
Sin duda su mejor álbum hasta la fecha, y el disco que confirmó que los Arctic Monkeys no eran una banda indie de corta duración, son los rockeros del siglo XXI.
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